domingo, 8 de abril de 2012

Rafael Cordero


  



Rafael Cordero fue un maestro puertorriqueño. Este se dedico toda su vida a enseñarles a los niños negros y mulatos. Sus padres fueron Lucas Cordero y Rita Molina. Sus padres fueron los que lo educaron ya que para su época no se aceptaban gente de color en las escuelas.  En este pequeño ensayo les voy a hablar un poquito más sobre la vida de Rafael Cordero.

Cuando aprendió a leer siguió usando ese conocimiento para aprender cada vez más, gracias a eso pudo adquirir unos conocimientos los cuales le permitieron convertirse en instructor de primera enseñanza. Esos conocimientos que había adquirido serian luego los que le proporcionaría a sus estudiantes. Rafael se ganaba la vida como tabaquero, ya que nunca quiso cobrar por sus clases. En 1810 abrió en San Germán una escuela elemental para los niños negros y mulatos. Diez años más tarde su hermana Celestina Cordero comenzó a dar clases a las niñas, tras recibir la autorización del obispo Mariano Rodríguez Olmedo.

Más tarde el obtuvo una pequeña escuela en la calle de la Luna de San Juan, en la cual dio clases hasta su muerte. En ella enseñaba a leer y a escribir, también enseñaba caligrafía, aritmética y doctrina cristiana. Entre sus alumnos tuvo también niños blancos pobres y algunos ricos, por la fama que tenía de enseñar a leer de corrido en poco tiempo. En su casa el enseñaba y a la vez tenía su taller de tabaco.

En 1860, después de cincuenta años de instruir gratuitamente, el Gobierno Municipal de San Juan le concedió el título de Maestro Incompleto con una paga de quince pesos mensuales. Murió a la edad de 78 años en su ciudad natal, el 5 de julio de 1868; dos mil personas le acompañaron en el cortejo fúnebre.

El maestro Rafael Cordero como muchos le llamaban fue un hombre dedicado a su labor de maestro y de tabaquero. Fue un hombre que siempre estuvo dispuesto a ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. Nunca quiso recibir ningún centavo por lo que hacía ya que decía que esa era su vocación. La gente lo querían mucho por su gran corazón y su disposición a ayudar a todo el que lo necesitara.

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